domingo, 29 de junio de 2014

ALGUNAS FAMILIAS ILUSTRES DE CARMONA ( PARTE V )

Dávila

El capitán de caballos Sancho Dávila era hijo y natural de Carmona, en cuya villa pasaba siempre las cortas temporadas que los que haceres de la guerra le dejaban libre. Gozaba fama de irreflexivo y temerario en los combates, siendo, por tanto, el mejor y más digno compañero de Juan de Ortega, en unión del cual corrió el mayor número de sus atrevidas y arriesgadas aventuras. Los Reyes Católicos, que entraron en Carmona el día 5 de octubre de 1478, lo primero que hicieron y lo que principalmente procuraron fué la reconciliación entre los partidarios del marqués de Cádiz y los del duque de Medina-Sidonia, empresa en la que ayudaron á los reyes los mismos jefes, ó sean D. Rodrigo Ponce de León y D. Enrique de Guzmán.Uno de los medios escogidos para devolver á la villa la paz y el sosiego apetecidos fué el dar la alcaldía de los alcázares á Gutierre de Cárdenas, comendador mayor de León. (Juan de Godoy, por virtud de los amagos de resistencia que hizo á las órdenes de la reina Isabel, cuando esta señora le mandó entregar el alcázar de la puerta de Córdoba, había sido depuesto de su cargo.) Antes de abandonar la villa los Reyes Católicos (la corte salió de Carmona para Écija el 14 de octubre de 1478), Gutierre de Cárdenas dió la tenencia de la alcaidia al capitán de caballos Sancho Dávila, con gran contentamiento hasta de sus mismos enemigos, que reconocían y confesaban ser el amigo de Juan de Ortega el caudillo que mejores condiciones reunía para tan codiciado como honroso puesto. Desempeñando estaba la tenencia cuando en 1482 marchó con el marqués de Cádiz á la conquista de Alhama, al asalto de cuya ciudad fué el primero que se arrojó diciendo: ¿ Habra alguno que me siga? y en cuya función de guerra perdió la vida, juntamente con Nicolás de Rojas, alcaide de Arcos. 

miércoles, 25 de junio de 2014

EL PINO PIÑONERO Y EL GLOBO

Con este artículo no quiero hacer una descripción del piñonero, ni de su huso y aplicaciones, ni tan poco de su producción y consumo, sino solamente un recuerdo a unos cuantos ejemplares de categoría mular,  como dirían algunos jóvenes de hoy (perdón por la expresión). Quiero  aportar un pequeño grano de arena para describir su aporte a las aves y a los cultivos cercanos. Los grandes depredadores como: águilas, halcones, milanos etc , usan a estos grandes ejemplares de pinos como plataformas para otear sus territorios  de caza  y  en  primavera construir sus nidos, los carroñeros como los cuervos también los utilizan, pero es muy difícil hoy día de avistarlos por las tierras de Carmona, ya que como hemos comentado su alimento favorito es de animales muertos, al desaparecer estos sustituidos por la maquinaria agrícola emigran  a otros términos municipales más ganaderos.

La importancia que tienen  los  pinos sobre los cultivos cercanos se basa en la polinización, la gran cantidad de polen que contienen sus flores masculinas se esparcen por el aire a los cultivos cercanos, dando lugar a una gran  fecundación. Cada vez que avisto un pino recuerdo una anécdota ocurrida allá por los años sesenta en la finca de la Platilla, mi padre nervioso me llamo diciendo que había visto caer del cielo un objeto de forma redondeada cerca de uno de los  pinos situado entre la Plata Grande y la Buzona, este se encontraba a un kilómetro aproximadamente, nos montamos en una caballería y hacia allí nos encaminamos, cuando llegamos al lugar  a unos cien metros de distancia del objeto nos paramos  porque no sabíamos lo que era, había chocado con el pino, sus restos se esparcían tapando parte de algunos olivos cercanos, era un globo de feria según mi padre, el armazón de alambre acerado recubierto de papel embreado blanco y verde ,todavía conservaba parte del mechón apagado  que había calentado el aire de su interior, sus restos fueron depositados en el cortijo, donde se aprovechó el alambre y papel desapareciendo a lo largo del tiempo.

Todos estos pinos del vallado del de la Plata fueron cortados o talados, eran grandes ejemplares de aproximadamente treinta metros de altura,  su majestuosidad se observaba en el horizonte dándole al paisaje un gran colorido y poder, ya no se oirá el rumor del viento al pasar entre sus hojas con forma de agujas, las hachas modernizadas por la ignorancia seguirán haciendo su labor de destrucción olvido hacia estos grandes ejemplares de la flora de Carmona.


       Articulo escrito por : El alcaraván comí

domingo, 22 de junio de 2014

ALGUNAS FAMILIAS ILUSTRES DE CARMONA ( PARTE IV )( CARO)

Caro

El apellido Caro es uno de los que el mundo conserva más remota y esclarecida memoria. Ya por los años 601 de la fundación de Roma, se distinguió un general de los españoles segedanos de apellido Caro, el cual murió peleando valerosamente contra los opresores de su patria. También Marco Aurelio Caro se cuenta entre los emperadores de la rival y vencedora del pueblo cartaginés». Los Caros de Carmona son tan antiguos como la población misma: las inscripciones sepulcrales escritas en caracteres romanos y góticos que se encontraron en la villa á raíz de su conquista por el rey Fernando III son la mejor prueba del remotisimo origen de este linaje. Rui Méndez Caro, alcaide del alcázar de la puerta de Sevilla al tiempo de la muerte del Rey Pedro I, descendía del caudillo Domingo Caro, uno de los asistentes á la conquista de Sevilla, en cuyo largo sitio llevó á cabo verdaderos prodigios de temeridad y arrojo, á pesar de las varias heridas que recibiera. Tornada Sevilla por las armas cristianas, Domingo Caro se vino á poblar á Carmona, la historia de la cual está llena de los grandes hechos realizados por sus sucesores. Cuando Enrique II entró en Carmona, Rui Méndez Caro y su hijo Rodrigo consiguieron huir á Sevilla, donde estuvieron escondidos hasta el fallecimiento del de Trastamara, en que se restituyeron á su patria. Las armas de Caro son: Escudo de plata, cruzado por una banda de gules; en el cuartel de la derecha la cruz de Calatrava, una flor de lis de oro en el de la izquierda, y ocho calderas negras en la bordadura. Pueden verse en el frontón de sus casas, calle de las Parras y Sancho Ibáñez. 

domingo, 15 de junio de 2014

LA IGLESIA DE SANTA MARIA ( FINAL )

Las bóvedas del coro y trascoro, ó sea las que van desde el crucero hasta la puerta de Poniente, aunque se parecen mucho á las de la célebre catedral de León, no por eso dejan de pertenecer al tercer periodo ojival, teniendo formadas sus archivoltas y aristas con la ojiva rebajada ú obtusa. Las naves laterales corresponden y están en relación con la nave central, habiendo algunas de bastante mérito. En derredor de ellas existen diez capillas destinadas al culto, que si no presentan todas un estilo uniforme é igual, debido es á que fueron construidas en diferentes épocas. Entre todas merece especial mención la de Nuestra Señora de Gracia, que consta de planta cuadrada hasta la cornisa, donde afecta la forma de un poligono regular de ocho lados. De la cornisa nacen diez y seis columnas jonicas con su arco de entrada, y abierta una ventana en cada lado del polígono. Las columnas sirven de sostén al cornisón, del que arranca la bóveda, la cual es circular, y rodeada de estrias semicirculares con detalles primorosamente esculpidos. La torre, sin ser una obra acabada de arte, llama con justicia la atención por su trazado y buen corte. Consta de tres cuerpos. El primero es cuadrangular, todo de ladrillo, y aloja en su interior una escalera empinada y estrecha para la subida. Limita la parte superior de este primer cuerpo una galería ó ándito descubierto, sobre los vértices de cuyos ángulos se alzan cuatro agujas, que con mal acuerdo y peor gusto han sido modificadas en estos últimos años. El segundo cuerpo ó de las campanas está coronado por ménsulas que sostienen una cornisa por demás graciosa y original; y el tercero, al que se llega por estrecha escalera de caracol, se compone de pilastras rematadas por una aguja de azulejos. La torre de Santa María tiene el defecto de ser poco elevada: se encuentra como ahogada por los grandes edificios que la rodean. Si la hubieran dado algunos metros más de altura, su elegancia resaltaría mucho más.


      Por : Don Manuel Fernández y Lopéz

domingo, 8 de junio de 2014

LA VEREDA DEL COTO LA PLATA



La mayoría de las veces cuando caminamos por una vía pecuaria no sabemos diferenciar si es vereda, cañada, cordel... el paso del tiempo ha limitado a estas vías de comunicación entre pueblos y ciudades como simples caminos de rodaduras , limitados por los bujes de los vehículos que circulan por ellas, sean agrícolas o particulares. 
Refiriéndome solamente al término municipal de Carmona, son muchos los factores que han intervenido en esta modificación , un caso de esto es el aprovechamiento de agricultores labrando parte de sus orillas , quedando casi en desuso por la escasa o mejor dicho ninguna trashumancia que se lleva a cabo hoy en día , pues el desplazamiento del ganado hacia los pueblos se hace en camiones a través de carreteras.





La vereda del Coto de la Plata , 
cuyo nombre verdadero es la "Vereda de Cantillana", la he recorrido muchas veces desde su nacimiento en Carmona allá por la "Ronda Norte", pasando por la antigua alcantarilla del arroyo de aguas residuales llamado vulgarmente “El Cochino", por su olor fetido , actualmente soterrado hasta la antigua huerta segunda cerca de la cuesta del Barrial, situada  en la parte izquierda de la carretera de Brenes, siguiendo la vereda hacia Cantillana a la izquierda se encontraba un pozo realengo cerca de la casilla de "Robones" , seguidamente hay otro pozo realengo y descansadero  “el Cañajoso” lindando con finca de "Las Torres", conservando el deteriorado pilar cubierto por una higuera rodeada de una gran cantidad de eneas, a continuación, el pozo de los Santos (Realengo) con escalón de mármol sombreado por una gran higuera custodiada por una fila de álamos blancos, sombreando las zarzas donde anidaban los ruiseñores que en las madrugadas de verano con luna llena se dejaba oir la melodía que el macho desgranaba muy cerca del nido donde descansaba la hembra, el pozo de las "Mercedes", también realengo, donde un tablón a flor de tierra  invitaba al caminante a hincar la rodilla para beber el agua cristalina que brotaba de la tierra en un torbellino hirviente que se serenaba al llegar a la superficie del agua, cerca de la casilla del cura, se encontraba el pozo realengo cuyo nombre adopto de la finca o viceversa.  Siguiendo la vereda y tras el cruce de los canales y de la vía férrea se llega a la barriada de la Monta y atravesando el Guadalquivir se adentra en Cantillana.  

Hoy me pongo a pensar con nostalgia en tiempos pasados a lo largo de las estaciones , la vereda , cambiaba su forma de vida, a principio del verano las perdices con sus polluelos la cruzaban rápidamente para camuflarse entre el mar de olivos que la bordeaban, el arrullo de la tórtola al amanecer, presagiaban un día caluroso, confirmado por la chicharras que dejaban oír su canto abrasadas a la ramas de los olivos , las palmas en sus orillas protegían a las avispas despertando del letargo de la noche, los pastos que la acompañaban albergaban gran cantidad de saltamontes, capturados por los chavales de los cortijos cercanos para alimentar algún que otro Kikili atrapado en las murallas de Carmona. 
Los trabajadores de las fincas cercanas le daban vida en su trasiego cotidiano, a la caída de la tarde el mochuelo y la zumaya se despertaban para alimentarse durante la noche, el olivar cuidado a la antigua  usanza daba un aspecto de pulcritud y limpieza. 
En el otoño después de las primeras aguas la hierba nueva llamada (toña) se deja ver entre los pastos secos de los bordes de la vereda, los pajarillos de invierno  en su entrada desde Europa y Africa se arropaban en el olivar y en las lentisquinas  y encinares del monte que antiguamente tenía el Coto de la Plata. 
En invierno los días claros tras la limpieza de la atmosfera por la  lluvia, se divisaba a lo lejos la Sierra Norte, nítida, diáfana, algunos hilillos de humo blanco azulados salidos de las chimeneas de los caseríos cercanos apuntaban hacia el cielo en señal de la calma reinante.
En la primavera  la explosión de  vida se palpaba en la vereda, miles de flores en sus bordes invitaban a los insectos y animales al apareamiento para perpetuar la especie, todo esto ha desaparecido hoy en día, lástima que aunque la vida sigue, las veredas en su Otoño perecen paulatinamente por la ambición del hombre, los deslindes siguen  el afán del dinero y los terrenos invadidos seguirán manteniéndose a costa de la fauna y la flora, las propiedades privadas del termino seguirán manteniendo como suyo los terreno de aprovechamiento común.



                                ARTICULO ESCRITO POR : EL ALCARAVÁN COMÍ



domingo, 1 de junio de 2014

IGLESIA DE SANTA MARIA ( PARTE XI )


La parroquia de Santa María es un hermoso edificio gótico de planta rectangular, con cincuenta y cinco metros de longitud por treinta y uno de anchura. Domina en todo él la ojiva obtusa o rebajada, y pertenece, por tanto, á la arquitectura ojival en su tercer periodo. Consta de tres naves, con una puerta en cada una de ellas: puerta del Sol, al Mediodía; de la Lonja, al Poniente, y del Patio de los Naranjos, al Norte. La nave central se compone de seis bóvedas, sin incluir la del crucero, luciendo todas ellas dos ventanas, abiertas sobre la cornisa que corona las archivoltas. Las bóvedas de esta nave y las de las laterales están sostenidas por diez pilares aislados, de dos metros y cincuenta centímetros de espesor, y veinte pilares empotrados.

 Desde el altar mayor al coro el estilo es más florido y elegante que desde el coro á la puerta de Poniente, como se demuestra por los zócalos ó basamentos, pilares y bóvedas de la primera de dichas zonas. En efecto; los zócalos son más elevados y están decorados con molduras de forma prismática, ya se les mire de frente, ya de perfil, y siendo tantos los primeros, cuantos son los grupos de los segundos. las molduras á su vez tienen elevación distinta y salida variable, viniendo á resultar que los unos y las otras se compenetran á desiguales alturas y en diversos planos. Los pilares están divididos en dos porciones o compartimiento:, formados de molduras agrupadas con profusión, cilíndricas ó compuestas de dos arcos de círculo y un filete de forma aguda, unidas entre si por cabetos y escocias. En la primera zona estos filetes pasan á constituir las molduras de las archivabas de los arcos que comunican las naves entre si, y, prolongándose sin interrupción hasta la segunda división o compartimiento, se abren como las ramas de un árbol para dar origen á las molduras de los arcos y á las aristas de las bóvedas. Las tres bóvedas comprendidas desde el altar mayor al crucero y las tres laterales presentan el más bello y armónico conjunto, y producen la más agradable impresión al que por primera vez visita este templo. Las dichas cinco bóvedas tienen una altura de veintiún metros, y además de las molduras que decoran sus loros, arcos fajones, arcos formaletes y las aristas diagonales, existen otros nervios en distintas direcciones, y en la parte más alta, llamados tirantes, que se cruzan y entrecruzan, formando las más caprichosas combinaciones. Del punto de intersección de estos arcos penden llorones representando pasajes de la vida de la Virgen y de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. La bóveda del centro ó del crucero es la más notable de todas. De veintiocho metros de altura y planta cuadrada, está sostenida por cuatro archivoltas del mismo estilo, que nacen en la segunda zona de los pilares, ó sea donde empiezan las bóvedas antes descritas. En esta segunda zona se abren paso las molduras de los pilares para dar origen á una tercera, coronada de caprichosos capiteles, y desparramándose las molduras como en las bóvedas anteriores. De la intersección de la archivolta ojiva á los fajones de la arista hay un espacio de cinco metros en cada uno de los ángulos, adornado con tres elegantes ventanas, de las cuales dos son simuladas y sólo se abre la central, que ostenta preciosa tracería de piedra calada, cubiertos los vanos con vistosos cristales de colores. Esta bóveda reune grandiosidad y atrevimiento, y la constituyen multitud de aristas que forman los juegos más variados. En el centro, y dentro de un florón de setenta y cinco centimetros de diámetro, se ve esculpido en relieve el busto de la Asunción, titular de la iglesia. En derredor del medallón central, en distintos círculos concéntricos que resultan de la intersección de las aristas, hay hasta veintiocho llorones más, de cincuenta centimetros de diámetro los diez y seis primeros, y de treinta y cinco los doce restantes, conteniendo los unos los bustos de los doce Apóstoles y los escudos en relieve de la casa de Austria y de la villa de Carmona, juntamente con los del Pontífice romano y Arzobispo de entonces, y figurando en los otros ocho personajes bíblicos y cuatro cruces de Calatrava. En los cuatro frentes, y á los lados de cada una de las ventanas centrales, están en alto relieve, tamaño mayor del natural, y perfectamente trabajados y concluidos, los bustos de las ocho más grandes figuras del Viejo Testamento. 

     Por : D.Manuel Fernández y López

EN CARNE VIVA